El flamante nobel de la paz Martti Ahtisaari volvió a dar muestras de su desprecio hacia Serbia en unas declaraciones fechadas el 9 de diciembre en las que afirmó no saber "que pintaria en la UE" si antes no reconoce "cosas terribles que pasaron en el pasado"
Puede que debido a sus avanzada edad la memoria empieze a fallarle y no recuerde que a día de hoy Serbia es el único país de la EX-YU que ha pedido perdón por los terribles sucesos del pasado y por los crímenes que en su nombre se cometieron.Otros países vecinos con mismas culpas no lo han hecho ni tienen pensado hacerlo y responden airadamente cuando se les cuestiona por el tema.Para ellos todo está justificado:"ellos empezaron","sólo nos defendiamos" "nos obligaron a hacerlo"...
Ni que decir tiene que a estos países nadie les ha puesto como condición asumir culpas ni reconocer errores.
Ahtisaari desprecia a Serbia al vincular su entrada en la UE a "cosas terribles del pasado" ignorando el potencial económico,humano y cultural del país y su incuestionable papel como actor indispensable en la estabilidad de los Balcanes.Todo eso no parece importarle al Nobel,como tampoco parece importarle que el pueblo serbio se decantará por el futuro europeista y no por ese "pasado" del que tanto se habla.Se han tirado más de una decada pidiendo un cambio a Serbia que rompiera con el "pasado" y cuando lo ha hecho,se le ha seguido poniendo trabas y zancadillas.
Son los Ahtisaari de turno quienes viven anclados en el "pasado" manteniendo los mismos discursos acusatorios de los 90 sin enterarse de lo mucho que han cambiado las cosas.Probablemente lo suyo simplemente sea un caso típico de serbofobia al uso,y contra eso Serbia poco puede hacer.
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2 comentarios:
Al impresentable de Ahtisaari habría que recordarle Henry Kissinger fue también Premio Nobel de la Paz en 1973. El mismo que fue uno de los colaboradores, organizadores e instigadores del golpe de estado de Argentina, de Urugay, y de Chile. ¿Qué más? Estuvo implicado en los bombardeos secretos de Laos y Camboya, y apoyó el régimen del genocida Suharto en Indonesia. Y este Ahtisaari si bien no le llega a la suela de los zapatos -en capullo- a Kissinger, algún día quedará bien claro a qué se dedicó durante su vida de pacificator -incompetente e ineficiente-.
Ahtisaari es otro de los "ïdolos" de la "izquierda tolerante del talante", de esos que se apuntaráin a un bombardeo si la mentira de la ONU lo apoyase; de esos políticos-totem para los lectores del veneno de "El País".
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