jueves, 5 de junio de 2008

La sombra del fascismo planea sobre la Croacia del siglo XXI

Algo huele a podrido en Croacia cuando 60.000 personas, en su mayoría adolescentes y niños, se reunen en una céntrica plaza de Zagreb para aclamar a un cantante racista famoso por sus simpatías hacia el régimen fascista croata conocido como Ustasa, que de 1941 a 1945 convirtió el país en un estado títere del III Reich bajo el cual cientos de miles de serbios,judios,gitanos y croatas antifascistas fueron exterminados.


La victoria de los partisanos de Tito, provoco una huida masiva de estos ustasas que se apresuraron a abandonar el país asentándose en diversos puntos del planeta donde crearon comunidades cerradas en las cuales se mantenían vivas las esencias de este movimiento crimininal.Conviene no obstante diferenciar entre aquellos croatas que emigraron en busca de un futuro mejor y entre esa otra diáspora fascista.

Tras la muerte de Tito y ante los signos evidentes de debilitamiento del Estado Federal Yugoslavo la diáspora ustasa en el exilio comenzó a mandar fuertes cantidades de dinero que se emplearían en financiar al nacionalismo croata que se encontraba en el interior.Con la llegada del multipartidismo este nacionalismo reaccionario de corte para-fascista y racista se organizo en torno al partido del antiguo comunista Franjo Tudjman,el HDZ,que se impuso en las elecciones de 1990.Ante la inminencia de un enfrentamiento armado con los serbios de Croacia que se encontraban sublevados debido a la política racista y ultranacionalista de Tudjman,las divisas que se enviaban desde la diáspora se emplearon en la compra de armamento destinado a equipar a las fuerzas militares y paramilitares croatas.

A partir de ese momento esta diáspora fascista se va a convertir en un poderoso “lobby” insertado en las estructuras del poder político y económico de la nueva Croacia independiente.

Solo así podemos explicarnos que estas exhibiciones de fascismo no solo sean toleradas y permitidas por las autoridades, sino que además se les brinde un indudable apoyo mediático al retransmitir los medios de comunicación públicos este tipo de eventos.
En los conciertos de Marko Perkovic se puede ver a jóvenes y niños vestidos con el uniforme ustasa, se realizan saludos fascistas, se reza por los criminales croatas encarcelados en La Haya, se propaga el odio racial y se hace apología del exterminio contra los serbios.

La alargada sombra del régimen ustasa de 1941 planea sobre la Croacia del siglo XXI con la complicidad de las autoridades y con la complacencia de un importante sector de la población que participa de este tipo de actos y que ha creado una identidad nacional en torno a los mitos del nacional-catolicismo y el fascismo croata.

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