martes, 24 de marzo de 2009

Triste primavera Serbia (1999-2009)

Estos días el tema que toca inevitablemente es el décimo aniversario de los bombardeos de la OTAN a la extinta RF Yugoslavia.No podemos dejar pasar la oportunidad de recordar y denunciar todo lo acontecido aquella trágica primavera de 1999.

Nunca he utilizado el copia y pega en este blog,no me gustan los blogs donde lo único que se hace es pegar noticias o articulos publicados en otros medios,pienso que un blog es personal,y por tanto debe hacerse de una manera personal y no con recortes.

Hoy por una vez y sin que sirva de precedente voy hacer una excepción y voy a pegar un artículo no escrito por mí,sino por Luis Luque Alvarez de Juventud Cubana Rebelde.

La razón simplemente es que ha escrito ni más ni menos lo que pienso,es exactamente lo que yo hubiera escrito,no cambiaría ni una sóla coma,creo que no hubiera sido capaz de escribirlo mejor.


Artículo de Luis Luque Alvarez

Marzo, que le muestra cortés al invierno la puerta de salida, no es en Serbia un mes alegre, sino la remembranza de una destrucción sin precedentes.

Ocurrió hace hoy exactamente diez años. Los aviones de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), liderados por Estados Unidos, empezaron un festín de bombas sobre Belgrado, hasta tanto el presidente Slobodan Milosevic accediera a retirar sus tropas de la sureña provincia de Kosovo-Metohija, cuna de la cultura serbia y parte reconocida de ese país (heredero de Yugoslavia) incluso desde el fin de la Primera Guerra Mundial.

Los choques entre las entonces tropas yugoslavas y el denominado Ejército de Liberación de Kosovo (el ELK, que decía hablar en nombre de la mayoritaria etnia albanesa de la provincia, y hasta hacía muy poco tiempo estaba incluido por EE.UU. en su lista de organizaciones terroristas) habían dejado secuelas en la población civil, tanto serbia como albanesa, con su cuota de muertes, secuestros y expulsiones.

Y la OTAN metió la patica, pero no como árbitro (papel que la ONU jamás le dio), sino para favorecer al ELK, deseoso de consumar su proyecto de «Gran Albania» y adelantar la faena de la desintegración yugoslava. La acción militar de esa organización —regida en ese momento desde Bruselas por Javier Solana, quien, paradójicamente, cuando era más joven solía protestar contra la inclusión de España en dicho pacto bélico— se cebó en objetivos civiles. Viviendas, líneas férreas, carreteras, plantas eléctricas, fábricas, escuelas y 30 estaciones de TV fueron blancos de ataque en distintos puntos de la geografía serbia.

Todo este desastre era meticulosamente justificado por la prensa occidental. Un ciudadano serbio me cuenta haber visto en la cadena alemana Deutsche Welle a un búlgaro quejándose de que el ejército yugoslavo había hecho innavegable el río Danubio... ¡cuando fueron los misiles de la OTAN los que destruyeron los puentes que lo cruzaban!

En cuanto a las víctimas civiles, fueron 3 500 los muertos y unos 10 000 los heridos. Precisamente si una expresión se hizo familiar en esa temporada de tragedias, fue la de «bajas colaterales», y las había lo mismo en Kosovo que en Belgrado, pues las «bombas inteligentes» de la OTAN les caían encima a monasterios serbios, a la embajada de China, y a caravanas de refugiados kosovares en plena escapada hacia Albania o hacia otras regiones serbias. ¡Valga que no eran «brutas», que si no...!

Pero hay más en este punto. Años atrás, un alto funcionario de Belgrado advirtió: «Estamos viviendo en un hospital oncológico en potencia», en alusión a la radioactividad liberada por el uranio empobrecido que recubre los proyectiles made in USA, y que al estallar, se pulveriza para contaminar los suelos, el aire, el agua. Solo en Serbia se calcula que cayeron 25 000 toneladas de bombas, de modo que, por mucho tiempo —¡miles de años!—, incontables personas, tanto en Kosovo como en el país al que legítimamente este pertenece, tendrán motivo para recordar aquella monstruosa agresión primaveral...

Retiradas las tropas yugoslavas para no prolongar el sufrimiento de su pueblo, la OTAN tomó el control de la provincia. O mejor, un entrecomillado «control», pues cinco años después, entre el 17 y el 18 de marzo de 2004, terroristas albanokosovares incendiaron 35 iglesias y 800 viviendas serbias, con lo que forzaron otra huida masiva de refugiados de esa nacionalidad. ¿Y la Alianza Atlántica? «Bien, gracias». Vigilando, eso sí, que la base militar de Bondsteal, la mayor de EE.UU. fuera de sus fronteras, estuviera en santa paz. Y en paz estará, pues difícilmente el Pentágono se decida a sacar jamás ese puñal del corazón de Serbia.

Nadie ha sido juzgado por ese festival de vandalismo de 2004. Y nadie ha sido compensado. Los mafiosos albanokosovares del ELK son hoy respetables políticos (hasta que les dé por decir que algún trozo de Macedonia también debería pertenecer a la «Gran Albania»). Y aquí no pasó nada.

Así, porque Europa no quiso evitar una guerra inútil en su propio seno, y porque no habrá paz mientras los culpables de las masacres —los de limusina y los de a pie— no sean llevados ante la justicia, y porque Serbia, país pequeño, sufre el despojo de su territorio, lo que le ha provocado un infarto a la ley internacional, es por lo que en Belgrado no están alegres.

Ni deberían estarlo en Washington, ni en Bruselas...

5 comentarios:

Asier Blas dijo...

Haría matizaciones, pero no ha lugar. En general el artículo está muy bien escrito y formula unas cuantas verdades y preguntas que seguirán omitiendo los medios de comunicación occidentales. En fin, lo de la manipulación informativa o omisiones voluntarias es lo que más desafección me produce en la ex-Yugoslavia y en general, en otra serie de conflictos de la zona, pero es especialmente burda la visión en los casos de Serbia y Rusia. El tratamiento por parte de los medios de comunicación es escandaloso.

Aizue_eslaviarrok dijo...

Ikusi al duzue asteazken honetan, NATOren erasoaren 10.urteurrenari buruz, GARAk atera izan dituen Editoriala eta Dabid Lazkanoiturbururen artikulua?

Erabat negargarria, halako ezker antiinperilaistako egunkari batek herri serbiarra modu horretan erasotzea. "El País" ematen zuen. Min handa egiten dit, GARA delako, eta beste zeozer espero nuelako.

Lotsagarria!!

Iceman86 dijo...

La mayor verguenza que recuerdo junto con la invasión de Irak.


Buen blog

I.G dijo...

Bueno Asier si quieres hacer matizaciones no te cortes,aqui estamos para aprender todos de todos,toda aportación es bienvenida.

No veo diferencias entre El País y el Gara cuando se trata de hablar de Serbia y Ex-Yu,es el mismo discurso y me resulta ciertamente chocante que en este caso se limiten a reproducir la versión oficial y se queden tan anchos,ellos sabrán por que lo hacen y a donde pretenden llegar pero hay mucha gente indignada con este tema desde hace tiempo aunque ellos siguen erre que erre.

Lazkanoiturburu sufre de taibitis aguditis al igual que otros ilustres colaboradores de Gara.

un saludo a todos !!

Anónimo dijo...

El Pais y Gara son lo mismo:

Sociatas y eusko-trosko-guais respectivamente.

Criminales de guerra en Yugoslavia.

Batasuna está kaput, no hay más que leer el Gara, la mayor merde de Euskadi.

Un antiguo simpatizante de HB